“Busca ayuda médica si notas una retracción del pezón o de la piel del seno, nódulos que persisten independientemente del día del ciclo, secreción sanguinolenta por el pezón o protuberancias en la zona axilar y cerca a la clavícula.”
Los senos son una parte muy importante del cuerpo de la mujer, no solo por su funcionalidad sino por lo que representan y significan en nuestro imaginario de feminidad. Hablar de cáncer de seno nunca será un tema fácil, pues siempre despertará en nosotros temores y angustias. Lo más indicado no es evitar el tema, sino aprender a prevenir, a cuidarnos y a hacernos responsables de nuestra propia salud.
Este mes se celebró el Día mundial de la Lucha contra el Cáncer de Seno, su propósito es justamente concientizarnos de que el autocuidado es la clave para detectar un cáncer de seno a tiempo y actuar con efectividad. Es cierto que el cáncer de seno es el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres pero también es cierto que es prevenible y, sobre todo, tratable.
Primero debes aprender a conocerte. Conoce y reconoce tus senos para que puedas detectar cualquier cambio. Asesórate con tu médico de confianza y aprende a hacerte el autoexamen, este es el primer paso y el más importante en la cadena de la prevención. Lleva un control y anota las fechas en las que te haces el autoexamen, así no lo olvidarás ni pasarás mucho tiempo sin realizarlo.
¿Cuándo debes consultar con el médico?
Busca ayuda médica si notas una retracción del pezón o de la piel del seno, nódulos que persisten independientemente del día del ciclo, secreción sanguinolenta por el pezón o protuberancias en la zona axilar y cerca a la clavícula. Con estos síntomas el médico ordenará unos exámenes para precisar el diagnóstico, generalmente una mamografía o una ecografía según cada caso.
¿Qué diferencia hay entre una mamografía y una ecografía?
La mamografía suele ser el primer examen que los médicos ordenan ante cualquier cambio o síntoma de alarma. La mamografía aplica radiación para explorar las mamas y se aconseja que todas las mujeres mayores de 40 años se realicen una cada año. La ecografía utiliza ultrasonidos y permite diferenciar entre quistes, nódulos de grasa, tumores y fibroadenomas. Así, cuando la mamografía arroja un resultado sospechoso o no concluyente, una ecografía permitirá al médico hacer un diagnóstico más preciso.
¿Cuál es el paso a seguir si te detectan una lesión benigna?
Lo más recomendable es hacer un seguimiento a la lesión para detectar a tiempo cualquier cambio en su comportamiento. Generalmente se indica hacer una ecografía o una mamografía cada seis meses durante dos años.
El último paso para concluir que se trata de un caso de cáncer es hacer una biopsia. Este examen realiza extracción de tejido mamario para examinarlo en busca de signos de cáncer o de otros trastornos. De acuerdo a los resultados de la biopsia el médico indicará cuál es el tratamiento más indicado, para esto se tienen en cuenta los antecedentes de la paciente, si ya había tenido biopsias previas o si existen familiares en primer grado de consanguinidad con casos de cáncer.
¿Todos los tratamientos implican mastectomía?
No necesariamente. Lo importante es hacer el diagnóstico lo antes posible, esto permitirá recurrir a otras opciones como la quimioterapia para reducir el tumor o cirugías más conservadoras. Anteriormente se hacía la mastectomía en la mayoría de los casos, pero en la actualidad se puede extraer únicamente la zona donde está el tumor e incluso solo el ganglio que está comprometido. Además se puede reconstruir inmediatamente el seno, así las mujeres conservan su identidad corporal y su autoestima.
¿El cáncer de seno afecta de alguna manera tu fertilidad?
No es el cáncer exactamente lo que genera problemas de fertilidad, sino tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia, que impactan el tejido ovárico de la mujer. Si en tus planes está ser madre, el cáncer no es una razón para abandonar la idea, pues actualmente existen alternativas que te permiten mantener tus planes. Una de estas opciones es la vitrificación, procedimiento por medio del cual extraen óvulos de tu cuerpo antes de comenzar tu tratamiento para almacenarlos y evitar las consecuencias de la quimio y la radioterapia. Así, una vez que estés sana y recuperada, podrás retomar tu vida y seguir con tus proyectos, incluido el ideal de ser mamá.