Sara, una mujer luchadora y muy convencida de sí misma siempre soñó con casarse, tener un hogar y por supuesto hijos. Ese siempre fue su mayor anhelo desde pequeña y creció con la idea que un bebé daría un mayor sentido a su vida.
Su juventud transcurrió como el de una niña normal, disfrutando su vida con su familia y amigos. Sin embargo, muy dentro de sí, ella sentía que cada paso que daba en su vida era construyendo su futuro soñado. Así que su matrimonio fue algo esperado y muy planeado. Se casó a los 22 años muy enamorada de su novio y con una gran ilusión, pues sentía que había encontrado la persona con la que quería pasar el resto de sus días y tener sus hijos. Así que luego de dos años de compartir juntos, deciden que es el momento indicado para tener un bebé.
Pasaron varios meses y la esperada noticia no llegaba. En ese momento se dan cuenta que algo no andaba bien y deciden visitar al médico para descubrir qué estaba pasando. Al poco tiempo se enteran que su esposo tenía una afectación masculina severa.
“Nuestro deseo por tener un bebé nunca desfalleció, siempre estuvo ahí porque sentíamos que a pesar de los inconvenientes podríamos apoyarnos el uno al otro sin importar lo que sucediera, es por esto que tomamos la decisión de visitar InSer para hacernos un tratamiento”. Dice Sara
Desafortunadamente la biopsia que le realizaron arrojó un resultado desalentador. El problema del esposo de Sara no era tratable. Fue un momento difícil para ellos, pero nunca decayeron, por el contrario, entendieron que para ser papás hay muchos caminos. Juntos pensaron en la idea de adoptar un niño para brindarle un nuevo hogar.“Alguien a quien poder darle el amor más sincero, un beso en las mañanas, muchos abrazos, decirle un te amo, alguien que te diga mamá y que te ame más que a nadie en el mundo. Queríamos ese alguien a nuestro lado.” Dice Sara
Todo se llevó a cabo con mucha facilidad y en poco tiempo les entregaron una bebé de 13 meses a la cual llamaron Susana. “La llegada de Susana a casa nos ayudó muchísimo a sobrellevar todo lo que habíamos vivido, fue una verdadera bendición”, recuerda Sara.
Su mayor felicidad era Susana y su vida giraba en torno a ella. Sin embargo, después de 7 años de matrimonio se dieron cuenta que las cosas no estaban bien y deciden separarse. Sara se queda con Su hija Susana y retoma su camino. Un año después de su separación la vida le da una segunda oportunidad, conoce a otra persona y comienza a enamorarse de nuevo.
Ella retoma su sueño de niña de tener un bebé y con su nuevo esposo deciden intentarlo, pero después de un tiempo no hay señales de embarazo. Como Sara ya conocía el proceso, vuelve a InSer con su esposo, le realizan varios procedimientos y detectan que él también sufre una afectación masculina. Gran sorpresa para todos y un poco irónica la vida “dos veces y con personas diferentes, solo ocurre un caso en un millón y a mí me tocaron 2”, dice Sara con un poco de risa.
La enfermedad era la misma, pero las condiciones no. El segundo esposo de Sara sí tenía posibilidades de tratamiento y el proceso de quedar embarazada se podría lograr por inseminación, es decir, el sueño con el que Sara creció desde pequeña empezó a convertirse en realidad.
Luego del tratamiento realizado en InSer Sara queda embarazada, una noticia que la hacía sentir a ella y a su esposo como las personas mas afortunadas del mundo, no solo por la bendición de ser padres, sino también porque por fin Susana tendría con quien compartir sus días.
Para Sara sus hijas son un milagro de la vida, quienes llegaron a cambiar por completo su mundo y revivir esos sueños que imaginó desde niña.
‘’Es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea interesante’’.
Gracias a mujeres como Sara hoy podemos celebrar la alegría de ser mamá. .
¡Feliz Día de la Madre!