Los miomas son tumores benignos, originados en la pared muscular del útero. Son sumamente frecuentes y hasta un 30% de las mujeres pueden llegar a desarrollar miomas en algún momento de su vida.
Es sumamente raro que se conviertan en tumores malignos que puedan poner en peligro la vida de la mujer que los sufre. Sin embargo estos, pueden afectar la salud femenina de otras formas. En ocasiones los miomas pueden generar sangrados vaginales anormales y abundantes o períodos menstruales profusos. También pueden adquirir un tamaño importante y causar síntomas de dolor y molestia al comprimir otros órganos de la pelvis femenina, como la vejiga y el intestino. Por último, los miomas pueden afectar el útero de tal manera, que lleguen a interferir con el proceso normal de la reproducción y el curso normal del embarazo.
Distintos aspectos de los miomas determinan si estos pueden disminuir las posibilidades de que una mujer pueda quedar en embarazo y que este llegue a feliz término. El más relevante de ellos es su localización. Los miomas pueden crecer de la pared del útero hacia afuera (subserosos), en el espesor de la pared uterina (intramurales) o de la pared del útero hacia el interior de la cavidad uterina (submucosos). Existe suficiente evidencia médica para poder decir que los subserosos NO disminuyen la posibilidad de embarazarse naturalmente, ni afectan el desarrollo del embarazo. Por otro lados está claro también que los submucosos disminuyen el chance de embarazarse y aumentan el riesgo de que se presente una pérdida espontánea (aborto espontáneo) del embarazo. Existe un alto grado de controversia sobre si los miomas intramurales afectan el potencial fértil de la mujer y el desarrollo del embarazo. Al parecer esto solo ocurre cuando estos miomas adquieren un gran tamaño (mayores de 5 cms) o cuando son múltiples.
Existen varias formas de estudiar la presencia de miomas en el útero de una mujer. El enfoque inicial es la ecografía pélvica transvaginal, método basado en la obtención de imágenes por ultrasonido. Esta permite detectar la presencia y el tamaño de los miomas. A pesar de ser un examen sencillo y sumamente útil, frecuentemente requiere ser complementado con otros, para determinar la localización de los miomas y el grado de afección de la cavidad uterina. Entre estos se cuentan la sonohisterografía, que consiste en una ecografía pélvica transvaginal con la inyección de líquido dentro de la cavidad uterina y la histeroscopia, que consiste en el ingreso de un pequeño lente a la cavidad uterina que permite ver su interior en una pantalla de video.
En caso de que se considere que los miomas están afectando la posibilidad y/o el pronóstico de un embarazo, estos pueden ser extraídos por medio de cirugía mínimamente invasiva y ambulatoria. Estos métodos de cirugía con incisiones mínimas se conocen como laparoscopia e histeroscopia. La laparoscopia se basa en el ingreso de un lente al abdomen por una pequeña incisión de 1 cm en el ombligo y de algunos instrumentos o pinzas por incisiones mínimas (0.5 cms) en la zona baja del abdomen. Esta se utiliza para la extracción de miomas subserosos e intramurales. La histeroscopia permite al ingresar por vía vaginal al útero, la extracción de los miomas submucosos.
En general la gran mayoría de las pacientes con miomatosis no presentan síntomas y no requieren de ningún tipo de tratamiento. En mujeres con dificultad para embarazarse que tengan miomas submucosos o intramurales de gran tamaño, el tratamiento quirúrgico es sencillo, poco invasivo y con excelentes resultados.
Dr. Juan Luis Giraldo