I have to admit that at that time I had already given up on the thought of becoming a mom. After a couple of months trying unsuccessfully on our own and based on my history, my gynecologist suggested we do an IVF at In-Ser. He explained to us that he had been working with this clinic for the last six years which had resulted in a very high pregnancy rate for his patients. He said: “Why don’t you give it a try?” My husband immediately agreed and said “Why not? We have nothing to loose, let’s give it a try.”
However, I myself was a bit skeptical as this meant that I had to start over again and retell my whole medical history to a “new” doctor. All of you who’ve been trough this process know the emotional rollercoaster ride this brings along. Finally, I agreed to give it a try and we started planning our trip to Medellin.
One of the things that caught my attention was that as soon as I contacted Dr. Giraldo via e-mail he responded within the next twenty four hours.
This quick response really impressed me because I felt that I was regarded as a patient and not as a number which is usually the case in a lot of (fertility) clinics around the world.
From day one my communication was directly with Dr. Giraldo and there were no intermediaries; this was also new to me.
We started the first two weeks of the process at home under guidance of my gynecologist and then headed to Medellin.
Finalmente, después de dos inseminaciones, la noticia tan ansiada: prueba de embarazo positiva. Mi reacción: Pánico total. No debería de haber sido tan “rápido!” Que voy a hacer con un bebé! Mi esposo: tranquilidad total. Fue hasta cómico. Me rehusaba a creerlo! Pero era verdad.
Fueron 38 semanas de espera, hasta que llegó nuestro bebé, gracias a mi Dios, completamente sano. Todos los días, de estos 27 meses, han sido una aventura. Gracias a mi Dios, tenemos nuestro hijo. Emoción indescriptible. Preocupación indescriptible.
Mi infertilidad es algo que ha marcado nuestra vida para siempre. Con mi esposo, optamos por sacarle ganancia. Somos muy cercanos, el uno del otro, nos entendemos. El me ha apoyado, en ningún momento me ha achacado nada.
Nuestra vida de pareja ha cambiado mucho, porque se ha convertido a otro plano. Somos cómplices, “partners”, y sobre todo, orgullosos papás de Julián, que todos los santos días de nuestras vidas, damos infinitas gracias a Dios por este milagro con que hemos sido privilegiados. Nuestro bebé tiene ya 27 meses, es todo un “hombre”, a quien amamos con mucha más pasión que nos hubiéramos podido imaginar.
¿Dónde estamos ahora? Increíble, pero estamos iniciando nuevamente el proceso. Deseamos mucho otro hijo. Por un lado, la tranquilidad que ya tenemos uno. Pero por el otro, la intranquilidad que ya sabemos lo que es, lo más maravilloso del mundo, y por eso deseamos otro…. Con mucha fe, muchas oraciones, y veremos si Dios nos bendice, a los tres, con un cuarto integrante de nuestra familia… y eso sí, mucho ojo: puede ser más de uno! Y eso si, seríamos felices los cinco, o los seis… Que privilegio.